• martes, 1 de octubre de 2024

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OCOSINGO,CHIAPAS, 03OCTUBRE2014.- Las hermanas Manuela y Cristina López Méndez lavan, cocinan, trabajan. Durante más de 30 años han tenido que ir adaptando su vida a la par de ir perdiendo las extremidades de su cuerpo a pedazos, como si se tratara de piezas de cristal que se van rompiendo a consecuencia de una enfermedad que no ha logrado ser identificada. La expectativa de estas dos mujeres de origen indígena, habitantes del municipio de Ocosingo, Chiapas, es incierta. Mientras mantienen la esperanza de que en algún momento esta afección se detenga, las hermanas han visitado varios hospitales de la entidad y de la ciudad de México sin que se haya podido detectar la enfermedad y por lo tanto tampoco la cura. Cristina es madre soltera de tres hijos, de los cuales uno padece también esta rara enfermedad desde los once años, convirtiéndose en la tercera generación de la familia López Méndez que sufre este mal. Para solventar sus gastos sobreviven con la venta de pozol. Finalmente esta familia desprotegida y sin atención de ninguna autoridad, hace un llamado al gobierno estatal para que puedan ser atendidos y apoyados económicamente para poder salir adelante. FOTO: ELIZABETH RUIZ /CUARTOSCURO.COM

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OCOSINGO,CHIAPAS, 03OCTUBRE2014.- Las hermanas Manuela y Cristina López Méndez lavan, cocinan, trabajan. Durante más de 30 años han tenido que ir adaptando su vida a la par de ir perdiendo las extremidades de su cuerpo a pedazos, como si se tratara de piezas de cristal que se van rompiendo a consecuencia de una enfermedad que no ha logrado ser identificada. La expectativa de estas dos mujeres de origen indígena, habitantes del municipio de Ocosingo, Chiapas, es incierta. Mientras mantienen la esperanza de que en algún momento esta afección se detenga, las hermanas han visitado varios hospitales de la entidad y de la ciudad de México sin que se haya podido detectar la enfermedad y por lo tanto tampoco la cura. Cristina es madre soltera de tres hijos, de los cuales uno padece también esta rara enfermedad desde los once años, convirtiéndose en la tercera generación de la familia López Méndez que sufre este mal. Para solventar sus gastos sobreviven con la venta de pozol. Finalmente esta familia desprotegida y sin atención de ninguna autoridad, hace un llamado al gobierno estatal para que puedan ser atendidos y apoyados económicamente para poder salir adelante. FOTO: ELIZABETH RUIZ /CUARTOSCURO.COM

OCOSINGO,CHIAPAS, 03OCTUBRE2014.- Las hermanas Manuela y Cristina López Méndez lavan, cocinan, trabajan. Durante más de 30 años han tenido que ir adaptando su vida a la par de ir perdiendo las extremidades de su cuerpo a pedazos, como si se tratara de piezas de cristal que se van rompiendo a consecuencia de una enfermedad que no ha logrado ser identificada. La expectativa de estas dos mujeres de origen indígena, habitantes del municipio de Ocosingo, Chiapas, es incierta. Mientras mantienen la esperanza de que en algún momento esta afección se detenga, las hermanas han visitado varios hospitales de la entidad y de la ciudad de México sin que se haya podido detectar la enfermedad y por lo tanto tampoco la cura. Cristina es madre soltera de tres hijos, de los cuales uno padece también esta rara enfermedad desde los once años, convirtiéndose en la tercera generación de la familia López Méndez que sufre este mal. Para solventar sus gastos sobreviven con la venta de pozol. Finalmente esta familia desprotegida y sin atención de ninguna autoridad, hace un llamado al gobierno estatal para que puedan ser atendidos y apoyados económicamente para poder salir adelante. FOTO: ELIZABETH RUIZ /CUARTOSCURO.COM

OCOSINGO,CHIAPAS, 03OCTUBRE2014.- Las hermanas Manuela y Cristina López Méndez lavan, cocinan, trabajan. Durante más de 30 años han tenido que ir adaptando su vida a la par de ir perdiendo las extremidades de su cuerpo a pedazos, como si se tratara de piezas de cristal que se van rompiendo a consecuencia de una enfermedad que no ha logrado ser identificada. La expectativa de estas dos mujeres de origen indígena, habitantes del municipio de Ocosingo, Chiapas, es incierta. Mientras mantienen la esperanza de que en algún momento esta afección se detenga, las hermanas han visitado varios hospitales de la entidad y de la ciudad de México sin que se haya podido detectar la enfermedad y por lo tanto tampoco la cura. Cristina es madre soltera de tres hijos, de los cuales uno padece también esta rara enfermedad desde los once años, convirtiéndose en la tercera generación de la familia López Méndez que sufre este mal. Para solventar sus gastos sobreviven con la venta de pozol. Finalmente esta familia desprotegida y sin atención de ninguna autoridad, hace un llamado al gobierno estatal para que puedan ser atendidos y apoyados económicamente para poder salir adelante. FOTO: ELIZABETH RUIZ /CUARTOSCURO.COM

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